Te oí decir: "Pagá con el bien el mal".
"No juzgués más, mirá antes tu maldad".
"No aparentés, no tratés de impresionar".
"No te engañés, nadie es más que los demás".
"Que el que sirve al otro es el mayor".
"Cuan dichoso el pobre de corazón".

Te vi abrazar al humilde y al deudor,
y dignificar al excluido y a la mujer.
Te vi abogar por la justicia social
sin pretender puestos de exclusividad.
Y aún tu iglesia no entiende que
toda tu ley se resume en amor.

Tu forma de pensar es contra corriente,
contra todo valor de nuestra sociedad.
Es tu revolución del pensamiento.
Cuan distinta e incomprendida es tu revolución.

Entre tanta vanidad de un mundo egoísta
siguen incomodando aún tus palabras.

Tu forma de pensar es contra corriente,
contra todo valor de nuestra sociedad.
Es tu revolución del pensamiento.
Cuan distinta e incomprendida es tu revolución.